Oración vs. Política: Una comunidad dividida ante la violencia escolar

WEST PALM BEACH, FLA. — Tras la más reciente tragedia en una escuela, el alcalde de Minneapolis, Minnesota, generó polémica al declarar que “la oración no resolverá esto por ahora — los muertos están muertos, y la oración no los traerá de vuelta. Lo que debe cambiar son las leyes.”

Sus palabras reflejan el sentir de muchos que sostienen que la oración, aunque reconfortante, no es suficiente para garantizar la seguridad de los estudiantes ni para evitar nuevas pérdidas de vidas. Para este sector, el verdadero cambio vendrá con leyes más estrictas y reformas que limiten el acceso a las armas.

Sin embargo, no todos piensan igual. Padres y líderes comunitarios consideran que el problema va más allá de las leyes. Señalan una crisis moral y espiritual en la sociedad y recuerdan que, en el pasado, cuando la oración era parte de la vida escolar cotidiana, los planteles carecían de detectores de metales o policías armados en cada entrada. “La fe y la oración eran las armas más fuertes de protección”, afirman.

Quienes critican al alcalde recalcan que las armas no disparan solas, sino que es el ser humano, sin temor de Dios, quien aprieta el gatillo. Para ellos, la violencia es, más que un asunto político, una batalla espiritual. Citando las Escrituras, sostienen que “la lucha no es contra carne ni sangre, sino contra el mal de este mundo”, y que el enemigo busca “robar, matar y destruir”.

Este choque de visiones —entre quienes exigen reformas legales y quienes abogan por un regreso a la fe— refleja la profunda división en las comunidades al momento de buscar soluciones a la violencia escolar.

La sociedad necesita un balance: “Es cierto que se deben mejorar las leyes, pero también debemos reconocer que sin valores espirituales, ninguna legislación será suficiente para proteger a nuestros hijos.”

Lydia Maldonado, presidenta de Latinos Republicanos del Condado Palm Beach, pastora del Centro Comunidad Cristiano,