¡Dejen de escuchar a los editorialistas ultraconservadores, así como a todos los radicales que se hacen pasar por periodistas!
La credibilidad de cualquier medio de noticias de buena reputación se ve afectada cuando un periodista confunde la verdad y los hechos como “hechos alternativos” o miente descaradamente a sus lectores.
¡Dejen de escuchar a los editorialistas ultraconservadores, así como a todos los radicales que se hacen pasar por periodistas!
El racismo y el clasismo velados en los comentarios de los medios, en particular los de los llamados “reporteros”, perpetúan estereotipos nocivos que contribuyen a la división dentro de las comunidades hispanas y obstaculizan la cohesión social. En lugar de fomentar la unidad, algunas personalidades de los medios emplean un lenguaje y un encuadre sutiles para sugerir distinciones entre los grupos hispanos en función de la raza, el nivel socioeconómico o el origen. Este enfoque refuerza los prejuicios sociales, lo que en última instancia hace que las comunidades hispanas sean vulnerables a los prejuicios, tanto externos como internos.
El lenguaje utilizado en estos comentarios velados a menudo implica que ciertos grupos hispanos enfrentan menos obstáculos debido a su piel más clara o su nivel socioeconómico más alto, lo que subraya sutilmente las divisiones sociales que disminuyen las luchas que muchos en estas comunidades siguen enfrentando. En lugar de abordar los problemas sistémicos de la discriminación, estos periodistas con demasiada frecuencia ignoran o minimizan las realidades del racismo y la desigualdad. En lugar de servir como vehículos de la verdad y la unidad, estos informes con demasiada frecuencia reflejan los mismos prejuicios que impulsan la división en la sociedad, impidiendo el progreso hacia la solidaridad y la igualdad para todos los hispanos en Estados Unidos.
Esta forma de comentario, que debería ser condenada, utiliza una plataforma de confianza para engañar y dividir, en lugar de informar y unir.