Abren de nuevo el caso de la familia hispana asesinada hace casi 20 años en la Florida Turnpike
Los culpables fueron condenados a pena de muerte, pero la sentencia le fue conmutada a cadena perpetua por el expresidente Joe Biden

FORT PIERCE, Fla. — El caso del asesinato de la familia Escobedo en el Condado St. Lucie se ha vuelto a abrir, según dijo el Sheriff del Condado Palm Beach, Richard del Toro y el fiscal estatal Thomas Bakkedahl.
En el 2006, Luis y Yessica Escobedo junto con sus dos pequeños hijos Luis Julián de 4 años y Luis Damián de 3 años fueron ultimados en un lado de la Florida Turnpike a la altura de Fort Pierce.
El expresidente Joe Biden, conmutó la pena de muerte a cadena perpetua de Ricardo Sánchez y Daniel Troya, quienes fueron hallados culpables del asesinato, la decisión del expresidente Biden ha suscitado una ola de protestas haciendo que el fiscal Bakkedahl haya decidido abrir de nuevo el caso, buscando de nuevo a pena de muerte para los culpables.
Durante una conferencia de prensa celebrada el martes por la mañana, Bakkedahl recordó el momento en que llegó al lugar del terrible incidente.
«Puedo decirles que, ahora que estoy aquí, casi 20 años después, recuerdo como si fuera ayer cuando llegué al lugar de los hechos», dijo Bakkedahl. «Y recuerdo haber visto lo que solo podía describir como lo que había ocurrido, un acto de extrema maldad. Lo que observé a un lado de la carretera es indescriptible e inhumano».
Según el reporte, describía que los niños había muerto abrazados por su madre.
Después de varios meses de juicio, un tribunal federal de la Florida, por unanimidad, recomendó la pena de muerte para Sánchez y Troya, los sentenciados apelaron la decisión del jurado del tribunal federal a la Corte Suprema y la sentencia que fue ratificada.
«Estamos en una encrucijada en este país. Hay una crisis de confianza en el sistema de justicia penal», dijo Bakkedahl. «La política no tiene cabida en este proceso. Se trata simplemente de cumplir la ley y de aplicarla. En la actualidad, el pueblo de los Estados Unidos de América y el estado de Florida creen que la pena de muerte es una función justa y adecuada.