Guardia Costera de EE. UU. persigue otro buque petrolero sancionado vinculado al gobierno venezolano
La administración Trump intensifica la presión sobre Caracas con nuevas acciones contra la llamada “flota oscura” que transporta crudo bajo evasión de sanciones

WEST PALM BEACH, Fla. — La Guardia Costera de Estados Unidos perseguía este domingo a otro buque petrolero sancionado en el mar Caribe, en lo que aparenta ser una intensificación de la estrategia de la administración del presidente Donald Trump contra embarcaciones vinculadas al gobierno de Venezuela, según informo la agencia de noticia Prensa Asociada (AP por sus siglas en inglés).
La operación, confirmada por un funcionario estadounidense informado sobre el caso, ocurre un día después de que la Casa Blanca anunciara la incautación de un petrolero por segunda vez en menos de dos semanas. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato por no estar autorizado a comentar públicamente sobre una operación en curso, señaló que la persecución involucra a “un buque sancionado de la flota oscura que forma parte de la evasión ilegal de sanciones por parte de Venezuela”.
De acuerdo con la fuente, la embarcación navegaba con una bandera falsa y estaba sujeta a una orden judicial de incautación. Tanto el Pentágono como el Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa a la Guardia Costera, remitieron las consultas a la Casa Blanca, que no ofreció comentarios sobre la operación.
La acción se suma a la incautación realizada la madrugada del sábado del buque Centuries, con bandera panameña, descrito por la Casa Blanca como “una embarcación con bandera falsificada que operaba como parte de la flota sombra venezolana para traficar petróleo robado”.
El pasado 10 de diciembre, la Guardia Costera, con apoyo de la Marina, también incautó el petrolero sancionado Skipper, otra nave que Washington identifica como parte de una red que opera al margen de la ley para mover cargamentos sujetos a sanciones. En ese caso, el buque ni siquiera enarbolaba bandera nacional al momento de su captura.
Tras esa primera incautación, el presidente Trump afirmó que Estados Unidos llevaría a cabo un “bloqueo” contra Venezuela, en medio de un endurecimiento del discurso hacia el presidente venezolano Nicolás Maduro. Durante la última semana, Trump exigió que Caracas devuelva activos incautados a empresas petroleras estadounidenses hace años, reforzando su anuncio de un bloqueo a petroleros que viajen hacia o desde el país sudamericano y estén bajo sanciones estadounidenses.
El mandatario citó la pérdida de inversiones de compañías estadounidenses en Venezuela —junto con acusaciones de narcotráfico— como parte de la justificación de su campaña de presión contra Maduro. Según funcionarios estadounidenses, algunos buques sancionados ya estarían desviando sus rutas para evitar aguas venezolanas.
Empresas petroleras de Estados Unidos dominaron la industria energética venezolana hasta la nacionalización del sector, primero en la década de 1970 y luego en el siglo XXI bajo los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. La compensación ofrecida por Venezuela fue considerada insuficiente y, en 2014, un panel internacional de arbitraje ordenó al gobierno venezolano pagar 1.600 millones de dólares a ExxonMobil.
En un mensaje difundido este domingo a través de Telegram, Maduro aseguró que Venezuela lleva meses “denunciando, enfrentando y derrotando una campaña de agresión que va desde el terrorismo psicológico hasta corsarios atacando petroleros”. “¡Estamos listos para acelerar el ritmo de nuestra profunda revolución!”, agregó.
Desde Estados Unidos, el senador Rand Paul, republicano por Kentucky y crítico de la política de Trump hacia Venezuela, calificó las incautaciones de buques como “una provocación y un preludio de guerra”.


